domingo, 11 de octubre de 2009

N.V.



En el jardín de la duermevela


Esta noche vuelvo a percibir su olor,
hoy el cielo oscurece para mí
y allí crece perfecta.
La puedes ver brillar
a la luz de las estrellas
en su jardín,
el jardín de la duermevela.
Es el jardín donde el alma sueña.

Ella se convierte en una obsesión,
cada nervio se estremece en erección
al sentir su dulce aliento en mi garganta
y su cálida voz susurrar muy dentro de mí:
-Ven, fóllame,
ven a mí, soy la duermevela.
Ven al jardín donde el alma sueña.-

¿No lo veis? Me ofrece su bendición
y su amor de muerte.
¿No comprendéis que yo ya no soy yo
cuando ella entra en mi sangre y me pone a morir?
Buscadme allí,
en el jardín de la duermevela.

El hombre gordo nos contaba
cómo él salió de la miseria,
pero un mal día lo encontraron
electrocutado en su bañera de oro y marfil.
Unos creen en la guerra,
otros en el paraíso.
Yo, por mi parte, sólo creo en ella.
Buscadme allí,
en el jardín de la duermevela,
en el jardín de la flor perfecta.

¿No lo veis? Me ofrece su bendición
y su amor de muerte.
¿No comprendéis que yo ya no soy yo
cuando ella entra en mi sangre y me pone a morir?
Buscadme allí,
en el jardín de la duermevela.

En el jardin de la duermevela
(en el jardín donde el alma sueña),
en el jardín de la flor perfecta
(en el jardín donde el cuerpo enferma),
en el jardín de la duermevela.

La canción de la duermevela

Paso les hores muertes
mirando´l fumo.
La lluna, ella, sorríe
y yo me consumo.
Y ye la canción de la duermevela,
y ye la canción que na mio alma suena.

Cuando diba dormir
llegó la Muerte.
Acarició mio cuerpo
y leyó mio mente.
Y ye la canción de la duermevela,
y ye la canción que na mio alma suena.

Ella faló despacio,
díxome -fíu-.
Yo-y respondí -mios padres
son el olvidu
y la canción de la duermevela,
y la canción que na mio alma suena-.

Sabe dulce esta nueche
que nun termina.
Sabe dulce ente´l fumo
de la heroína.
Y ye la canción de la duermevela,
y ye la canción que na mio alma suena.

Una cosa na vida
ten por segura:
al final sólo hai soledá
y amargura.
Y ye la canción de la duermevela,
y ye la canción que na mio alma suena.

Y anque agora otra vuelta
se fae de día,
na mio mente persiste
la melodía
de la canción de la duermevela,
de la canción que na mio alma suena.

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