miércoles, 16 de septiembre de 2009

Flux 1.0

Flux rompió el protocolo y se inyectó arena de nuevo para sentirse aun más seco por dentro…las alimañas que conspiraban no sabían a qué atenerse…tal vez le quedase un día o dos…o tal vez fuese un mes más de espera…sólo los fusibles tartamudos de sus ojos podrían dar alguna indicación…desde que ella le había prohibido acercarse a Su Cuerpo, Flux sólo susurraba la noche, no la bebía con la dedicación de antaño…la veneración conseguida tras años de práctica le traicionaba ahora que más lo necesitaba…cada vez que se acercaba a ese instante perfecto de entumecimiento, se le escapa por la garganta con sabor agrio y la nausea volvía a golpearle en el centro del equilibrio…tantos cuerpos consumidos durante las largas borracheras quedaban ahora en un olvido nisiquiera-misericorde…sentía su sexo gritando incoherencias enloquecido por el síndrome de abstinencia y Flux, en su desesperación, intentaba hacerlo callar lamiendo los restos de whiskey que dormitaban al fondo del vaso, en un impúdico baile con el agua ya caliente del hielo derretido…otra noche más…

Flux rompió el protocolo y acercó la tarjeta a su lengua para aniquilar a las últimas tropas del ejército de salvación…su cuerpo comprendió que la batalla estaba ganada y respondió con una patada de adrenalina en el vórtice de la espiral neurálgica… se había prometido no volver a hacerlo…le había prometido no volver a hacerlo…pero si ya no podía jugar con Su Cuerpo, jugaría con el suyo…se levantó y, demasiado lentamente para su estado, se acercó al tocadiscos… aún reposaban allí los restos del último y angustioso grito de Corcobado…dejó que la aguja abrazase el pedazo de vinilo y de nuevo el piano de juguete estrelló una solitaria y repetitiva nota contra las pareces de la habitación…Flux murmuró un unísono desafinado pensando en las chabolas de cartón mojado y en que él también vivía malsoñando desde hacía ya demasiado tiempo…la sustancia comenzaba a recorrer los estrechos pasillos de su corazón y deseó asesinar a alguien…preferiblemente a sí mismo…la voz de Corcobado se elevaba con el humo de su cigarro y Flux escupió un aullido desgarrador pero consciente…incluso así no era capaz de no ser la-reina-del-drama…otra noche más

Flux rompió el protocolo y mantuvo una desapasionada relación conyugal con su sexo…los días de visita ya sólo se conocían de vista…su lejanía los había convertido en extraños…recordó las épocas en las que dos o tres veces al día hacía el camino con ansia y se ponía de cara a la pared…pensando en Su Cuerpo y saltando de una imagen a otra…de una postura a otra…de una caricia a otra…pero si ya no podía vivir dentro de su humedad, no merecía la pena sentir la frialdad de la mano, triste sustituto del calor y del olor de la realidad…la aguja chocaba ahora contra el centro del disco…Corcobado había ya ladrado a su afilador y el silencio volvía a imponerse mordiendo su ser desde el suelo…sin ganas de continuar buscando el alivio, decidió que era hora de volver a la interrumpida conversación con el líquido…desde el suelo agarró el cuello y sus labios besaron la boca sintiendo la quemazón que reptaba por su garganta…las lágrimas por fin llamaron a la puerta y Flux abrió en canal el cadáver de sus sentimientos…se ahogaba en el reconfortante sabor salino y boqueó como unas branquias resecas…el teléfono lo miraba con sorna, silencioso y cruel y, mientras Flux se arrastraba hacia la cama, oyó la carcajada de las alimañas que afilaban con esmero las navajas que pronto sajarían sus entrañas…

Flux rompió el protocolo y tampoco esa noche se ahorcó…

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