jueves, 13 de agosto de 2009

Alexander 4.0 (El bosque del anticristo)

...Grace Slick hasta las patas de H…las venas crujen al unísono cuando la avispa perfora…tu perfil perfecto de efigie egipcia se recorta contra la oscuridad de la pared…piel oscura que se perfila como el filo de la navaja…llena de latido y de músculo…tu cuerpo también cruje en baile de máscaras con blusa de Geisha y boca infinita…labios de algodón y ojos de madre preca-vida que fluyen en sangre de sombra…¿aún recordamos el latir de los tres corazones mientras nos adentramos en el bosque del anticristo?…miro de nuevo la curvatura de tu espalda y siento la vejez escupiéndome en la boca…el cansancio recorre los callejones de la Habana…y pienso con rabia en tu pensamiento…recuerdo con saña tu recuerdo…me recorto la piel de cuero que cubre mi sexo inútil…me corto el cristal de mis ojos como luna+nube…¿es este infierno de amapolas mi gran premio?…acaricias obsesiva un mechón de hermosura que lame tu rostro…y tatúo tu nombre de cuchilla en la zona más oscura de mi corazón para verter ácido en el ansia…somos el sonido de una reina enferma de histeria con los brazos mordidos por mil parálisis…en el bosque las putas aún lloran la ausencia de los árboles de líquido dorado y buscan reposo en mis muslos cicatrizados y levemente dormidos…el látigo restalla creando sinfonías de placer y Madame de Montreuil suplica por su virginidad olvidada en algún burdel de puertas plateadas…

…me pierdo ligeramente en la forma perfecta de tu culo y rozo las yemas de mis dedos contra la aguja…la sangre fluye y las pupilas rugen diminuta inmensidad…soy inútil entre tus lazos de seda y el sabor se extiende en recuerdo…en recuerdo imaginado…nada más…mientras riegas el ángulo de tu cara sobre el puño violentamente suave…es la belleza de tu imagen sangrando sobre las mil palabras...

…el bosque se hace profundo y las hojas nos reclaman una tumba para su agonía…la desnudez de nuestros pies rompe la armonía silenciosa de su decadencia y avanzamos como muertos hacia la castración de nuestra arteria principal…observo de nuevo el mechón que se ladea debilitado por el peso de la delicadeza de tus manos…tus manos…

…tus ojos: oscura cueva de preguntas sin respuesta…

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