Alexander
…no lo haré….no aullaré tu nombre en la oscuridad de los pétalos marrones…será sólo otra caída entre un millar de sucios paneles…me clavaré la aguja infectada de alcohol entre las maltrechas paredes de mi lengua…y secaré el jugo de la forma perfecta con sueños arrojados desde cunetas…las heridas están esculpidas desde la muerte del día y rompo mi cuerpo y rompo mi alma en intermitente unísono de líquido en mis ojos pintados…no hay reflejo en los charcos que viven rondando tus pies, sólo gritos y angustia de carne a menudo de barro que anhelan el fin de la noche con la desesperación de las iguanas drogadas…
…hay un hombre en tu espacio de luna…hay paredes que no necesitan de marcos…hay pantallas que susurran en blanco y negro decadentes figuras que se rompen en fragmentos de celuloide y de plata…el vampiro restriega la noche en la almohada de Greta y la luz lo cautiva entre la claridad de sus muslos…pero tus ojos se clavan en mí como dientes de mármol y la sustancia recorre las venas hasta su meta nublada…la instantánea pierde su forma y gana en misterio…hay uñas que claman venganza…que buscan espaldas…que se agrietan de ansia…pero la noche se acaba y vuelve la náusea de los rincones vacíos…
Alexander cogió de la mano a su hermana y gimió con cautela su incesto de ahorcado…
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